Siento mucho dolor, enojo, angustia, porque quiero contarles a todes quién eras, y que te quieran y admiren tanto como yo. El Santa era un amigo incondicional, un profesional de la comunicación que luchaba contra molinos de viento, convencido de mostrar las injusticias de esta tierra, un emprendedor/visionario, un músico- bailarín de múltiples estilos.
Tenía el don de poder leer a las personas, de encontrar cuál eran sus fortalezas (y sus debilidades), y animarlas para que desarrollen sus talentos y superen sus adversidades. No tenía miedo de decir lo que pensaba. Era un autodidacta que estaba convencido de compartir lo que aprendía y que estaba abierto a seguir aprendiendo, mejorando, superándose. Siento mucha rabia, porque ahora me toca escribir sobre otra injusticia que me atraviesa el cuerpo, me golpea en el corazón.
Sé que dónde estés estarás preparando algo para comer, mientras suena Giménez Agüero, o alguna cumbia, o un tanguito, que sabrás bailar. Que contarás las historias de tu Perito Moreno querido, que no es el glaciar, como me lo dejaste bien en claro el primer día que nos conocimos; que fascinarás a todes con la Cueva de las Manos o con la Fiesta de la Cereza de Los Antiguos, que describirás cómo se siente en los huesos el verdadero frío patagónico…y podría contar tantas otras historias/anécdotas con vos.
Siento mucho dolor y tristeza, y a la vez me siento tan agradecida porque te hayas cruzado en mi camino. Estarás siempre conmigo amigo.
Junio 2021
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