IRLANDA

CATARATAS DE PALABRAS

CORTITA Y AL PIE

OTRAS YERBAS

COSECHAS

ANHELO DE CUARENTENA

La batalla de los DJs en el jardín arranca después del mediodía. Antes, ya escuchamos el panorama informativo de RTE, talking about Covid 19, of course.

Los pisteros que se disputan el entrenamiento para el resto de la vecindad son tres y eligen opciones entre Bob Dylan, Neil Diamond y Celine Dion.

Es un loop. Suena una y otra vez la canción del Titanic y te aseguro que ahora suena en tu cabeza y te estás imaginando a Jack en la cubierta del barco. ¡Qué tortura!

Uno de los DJs fue más osado y su música nos tocó el corazón: puso una playlist con música irlandesa, esa que suena en cada pub con live music ‘til late.

Esa que suena con flautas, banjo, acordeon, harpa y la Uilleann Pipe, la gaita irlandesa; con melodías tristes que cuentan historias de desamores, amistades, batallas y bebidas.

La música tiene ese enorme poder transportador.

Cerramos los ojos y el jardín tiene una barra de madera oscura. Estamos ahí, frente a las canillas decidiendo cuál pinta tomar. Guinness para mí, y tendré que esperar un poco más, por ese método especial de tirarla en dos tiempos.

Detrás de las opciones birreras está la vitrina espejada que guarda una selección de whiskies y otros spirits para preparar cocktails. Un gin tonic no estaría mal.

Suddenly, tengo calor. Es la cerveza que se me subió a la cabeza y el ejército de humanos reclutados hacia la barra para pedir otra pinta.

Aún me asombra la destreza que tiene esta cultura para hacer desaparecer el líquido de un vaso, tan rápido como una ilusión óptica de cualquier mago.

Sweet Caroline. Oh, oh, oh.Todos/as sabemos el corito y alzamos la voz. ‘Cause maybe, you’re gonna be the one that saves me and after all, you’re my wonderwall’. Ya perdimos todo tipo de dignidad, sí es que alguna vez la tuvimos.

Porque a esa altura de la noche,la cerveza, el gin y el calor ya son dueños de nuestros cuerpos. También de nuestras charlas, ya que somos perfectos native speaker (nativos) de cualquier idioma.

Nuestro sueño de un sábado a la noche en un pub de Dublin se esfuma al mismo tiempo que el humo de alguna barbacue cercana penetra en nuestro cerebro y eso ya nos remonta a otro lugar, a otra fantasía, a otros recuerdos.

Abril 2020 – Comienzos de cuarentena

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