¿Cuán difícil es encontrar un
abrazo que te transforme,
que te haga olvidar dónde estás parada
y, al mismo tiempo, te baje a la Tierra?
¿Cuán difícil es encontrar un abrazo que te estremezca todo el cuerpo,
te envuelva como una cobija,
que te haga sentir que los días son menos violentos y
que el tiempo es sólo testigo de nuestras decisiones?
A veces me resigno.
A veces lo intento.
No puede ser tan difícil.
Agosto 2020
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