En Dublín te estás probando todo el tiempo
En la casa donde vivís,
En el nuevo trabajo,
En los exámenes de inglés de cada viernes,
En soportar el frío, húmedo y lluvioso tiempo en esta parte del mundo donde el sol se olvida de pasar.
La isla Esmeralda te hace lidiar con tu paciencia y ansiedad ante una inestabilidad climática, emocional o física.
Dublín, ahora adornada por miles de luces navideñas, te empuja a cuestionarte desde los deseos más básicos: ‘Qué me pongo para no pasar frío ni mojarme’ hasta los más profundos, anhelados y existencialistas: ‘Cómo seguirá el rumbo de mi visa’.
En Dublín una aprende cuán fuerte es.
Es el lugar donde encontras que tenés fuerzas para decir que no sin culpas, para saber cuándo parar cuando no te estás sintiendo bien y/o cómoda, entender qué situaciones, vínculos y aprendizajes estás buscando, y qué tipo de experiencias te querés llevar.»
(Dame Street, una de las calles que más me gusta en la ciudad porque es el lugar donde confluyen turistas y locales, la arquitectura moderno y clásica, los transportes públicos).
Tercer mes – Noviembre 2018.
0 comentarios