En una noche de desvelo, enumeré las actividades, comidas, anécdotas que vivimos en Roma:
Comimos pizza margheritta con lemoncello.
Nos encontramos un cargador de teléfono en la habitación.
Probamos il vero gelatto italiano ( de sabor dulce de leche!)
Tomamos agua de las canillas públicas.
Nos sorprendimos con la canilla pública que larga agua con gas e hicimos la fila tres veces para recargar y tomar.
Vimos al “Colosseo” y los Foros Romanos, pero el calor y la cantidad de gente nos limitó mentalmente para entrar.
Admirados de día y de noche a la Fontana Di Trevi, tiramos las monedas; una era para volver a la Ciudad Eterna.
Nos quejamos de la forma de conducir de los italianos y no morimos bajo la rueda de una moto.
Nos enamoramos fugazmente de un turco que vive en Atenas y pasamos una velada a orillas del Trastevere.
Visitamos la Piazza del Popolo, vimos un recital de Coca Cola y nos peleamos con una persona por la fuckin* barrera del idioma.
Comimos ñoquis con la mejor salsa bolognesa at the world con 40 grados de sensación térmica.
Tomamos el famoso expresso, más negro que el petróleo.
Del calor, nos tomamos un tren y nos fuimos a la playa de Santa Marinella.
Como nunca en nuestras vidas, nos levantamos a las seis de la mañana para ir a la Iglesia.
Entramos dos veces a la basílica San Pedro y no vimos al Papa embalsamado.
Preguntamos si estaba el Papa Francisco, pero no estaba. (Armenia’s trip).
Nos alquilamos una habitación en la Roma no turística.
Perdimos un vuelo a Barcelona.
Hubo una amenaza de bomba (?) en el aeropuerto y salimos corriendo luego de perder el vuelo.
Volvimos a Roma, ¿por culpa de la Fontana di Trevi?
Aprovechamos el tiempo y comimos la famosa carbonara con 39 grados de sensación térmica.
Tuvimos cinco horas de demora con el nuevo vuelo a Barcelona, y una se quedó un día más.
¡Ojo con lo que le piden a la Fontava Di Trevi!
Escrito en agosto 2016 – Viaje con Shamy.
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